XV II MMXVII

Lucy C
2 min readJun 28, 2021

--

En los días en que hace sol, vuelvo a la rua João Villaret cada vez que miro por la ventana. No puedo volver allí, porque no has vivido allí durante veinte años. Hacía veinte años que no salíamos por la mañana, con el sol portugués entrando por todas las ventanas, para ir a comprar verduras al Senhor Delfim. Hace veinte años que los niños del colegio de al lado no gritan tonterías y hace veinte años que les dices que se callen porque hay una niña allí. Hace veinte años que no miro desde el balcón del segundo piso para ver si Catarina está en el patio. Hacía veinte años que no nos dábamos la mano en el bosque pequeño, o en el grande, que está en la parte de atrás. Hace veinte años que no recojo esas bayas secas que te echan en las chaquetas y te dicen cuántos novios tienes. Siempre los metía en ese abrigo de lana tuyo, que los agarraba todos.

Más adelante, donde ahora construyeron el barrio, había una escuela abandonada, con hierba seca creciendo a su merced. Había un cilindro de cemento pintado de colores, donde iba a jugar. Estaba el bar al final de la calle, junto al gran bosque, al que nunca entramos porque no era lugar para nosotras. Yendo hacia el otro lado, estaba la casa sin dueño, con el patio lleno de cactus (todavía hoy tiene ese aspecto). Allí estaba la zapatería de Doña — — con la que hablabas mucho. Allí se encontraba la peluquería de Lurdes y la farmacia, que siguen estando ahí.

Aquí no hay esa luz alegre, ni siquiera de esas florecillas amarillas en primavera.

--

--

Lucy C

Disorderly wordsmith with a cup of tea that never gets cold and the kind of invincible ink that never runs dry.